Un texto de Deleuze-Guattari



"Por este motivo sienten los filósofos escasa afición por las discusiones. Todos los filósofos huyen cuando escuchan la frase: vamos a discutir un poco. Las discusiones están muy bien para las mesas redondas, pero el filósofo echa sus dados cifrados sobre otro tipo de mesa. De las discusiones, lo mínimo que se puede decir es que no sirven para adelantar en la tarea puesto que los interlocutores nunca hablan de lo mismo. Que uno sostenga una opinión, y piense más bien esto que aquello, ¿de qué le sirve a la filosofía, mientras no se expongan los problemas que están en juego? Y cuando se expongan, ya no se trata de discutir, sino de crear conceptos indiscutibles para el problema que uno se ha planteado. La comunicación siempre llega demasiado pronto o demasiado tarde, y la conversación siempre está de más cuando se trata de crear. A veces se imagina uno la filosofía como una discusión perpetua, como una "racionalidad comunicativa", o como una "conversación democrática universal". Nada más lejos de la realidad y, cuando un filósofo critica a otro, es a partir de unos problemas y sobre un plano que no eran los del otro, y que hacen que se fundan los conceptos antiguos del mismo modo que se puede fundir un cañón para fabricar armas nuevas. Nunca se está en el mismo plano. Criticar no significa más que constatar que un concepto se desvanece, pierde sus componentes o adquiere otros nuevos que los transforman cuando se lo sumerge en un ambiente nuevo. Pero quienes critican sin crear, quienes se limitan a defender lo que se ha desvanecido sin saber devolverle las fuerzas para que resucite, constituyen la auténtica plaga de la filosofía. Es el resentimiento lo que anima a todos esos discutidores, a esos comunicadores. Sólo hablan de sí mismos haciendo que se enfrenten unas realidades huecas. La filosofía aborrece las discusiones. Siempre tiene otra cosa que hacer. Los debates le resultan insoportables, y no porque se sienta excesivamente segura de sí misma: al contrario, sus incertidumbres son las que la conducen a otros derroteros más solitarios. No obstante, ¿no convertía Sócrates la filosofía en una discusión libre entre amigos? ¿No representa acaso la cumbre de la sociabilidad griega en tanto que conversación de los hombres libres? De hecho, Sócrates nunca dejó de hacer que cualquier discusión se volviera imposible, tanto bajo la forma breve de un agon de las preguntas y de las respuestas como bajo la forma extensa de una rivalidad de los discursos. Hizo del amigo el amigo exclusivo del concepto, y del concepto el implacable monólogo que elimina sucesivamente a todos sus rivales" (Deleuze, Guattari, ¿Qué es filosofía?).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Un bonito texto, profundo, y sencillo. Una declaración de intenciones.

Cuanta verdad, cuanta gente sólo habla por hablar y cree que hace filosofía, cuanto mal poeta y cuanto falso artista confunde la filosofía con sus emociones. No crean nada conceptual, solo mencionan algun autor, repiten alguna doctrina y se van a su casa tan contentos, con sus egos inflados, con el tiempo perdido y con la creencia de que su potente discurso ha vencido al otro -pues no olvidemos que sólo tratan de vencer no de dialogar, mucho menos de filosofar-, ello les produce un sentimiento de vana superioridad y su creencia absurda según la cual "ellos si que si" pertenecen a la elite intelectual.

Creencias, simples creencias pues en el fondo estos charlatanes y escritores compulsivos tienden siempre más a creer que a pensar.

Ah! Cuanta gente solo habla de si misma y de su pequeño mundo como si a los demás les interesase, peor aún, como si debiera interesarles. Se enfadan si no les escuchas, como si tuvieran un derecho a decir estupideces o como si tuvieras la obligación de escucharlas. Es cierto "sólo el resentimiento los anima" o, añado yo, su vacio existencial, su falta evidente de sustancia adornada de palabrería y de algún adjetivo sonoro (aunque normalmente fuera de lugar).

Cuanta gente discute y dice que debate cuando realmente sólo repite un monologo sordo y lo contraponen o tratan de imponer al monologo del otro.

Co-pensar es tan dificil, dialogar resulta cada vez más complicado. Por tanto de algunos aprendices de filosofo lo mejor es huir, filtrarlos, ignorarlos. Sólo roban tiempo, sólo aportan energía negativa. Ellos saben que nunca serán filosofos,y hace tiempo que en el fondo de su ser se saben simples sofistas, eso si, sofistas sentimentales y creadores de infiernos; pues el infierno es, como todos sabemos, la imposibilidad de razonar.

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